Tradición: La talla de la madera se encuentra documentada en Valle Gardena, desde los albores del siglo XVII.
En aquel entonces, algunos campesinos, que habitaban en las montañas, comenzaron a tallar figuras en la madera, en especial, en una zona que se halla comprendida entre las localidades de Ortisei y Santa Cristina. Según relatan las crónicas del Valle, las iniciadoras de dicho Arte fueron, probablemente, las familias Vinazer de Pescòsta y Tröbinger de Ciancél en Ortisei, sumamente avezadas a nivel artístico.
Algunos antepasados de dichas familias habían aprendido su noble Arte en talleres de artistas célebres y en las Academias de Munich, Viena, Venecia y Florencia. Durante largo tiempo, se dedicaron casi exclusivamente a realizar imágenes religiosas. Más tarde había de desarrollarse la talla con temas de carácter profano.
Más o menos para la misma época, en que se realizaron las primeras tallas de madera, llegaron los primeros comerciantes, que no eran más que meros vendedores ambulantes. Pero con el correr de los años, los mismos se transformaron en auténticos distribuidores de las variadas artesanías artísticas, que se creaban en Valle Gardena. Tan es así que, al cabo de pocos años, logró formarse una nutrida red comercial en toda Europa, con el objeto de vender las numerosas tallas realizadas.
De esta forma, muchas familias de Valle Gardena comenzaron a combinar las labores habituales, en las explotaciones agrícolas de su propiedad, con la talla de la madera, el policromado y el dorado, al igual que con la construcción de retablos y juguetes (en la imagen, se apiñan los artesanos de un taller de Ortisei, a principios del siglo XX).
Some mountain peasants in Val Gardena, especially between Ortisei and Santa Cristina, were the first to carve wooden figures. Valley records mention the Vinazer family at Pescòsta and the Tröbingers at Ciancèl, who were probably the founders of woodcarving in Val Gardena. After earlier generations of these families had learned their noble trade at well-known art workshops and academies, such as in Munich, Vienna, Venice and Florence, they began to specialize almost exclusively in religious sculptures. Only somewhat later were secular woodcarvings created. As the industry developed, the first dealers began to appear, first as itinerant traders, and later as wholesalers of the woodcarvings in Val Gardena. A few decades later a real network of salesmen and representatives emerged, marketing the works all over Europe. So, many families in Val Gardena not only continued to cultivate their native farms, but also began dedicating their time to woodcarving, painting, gilding, toy and cabinet-making, and altar building (The picture shows a group of artisans, predominantly painters).